Con este viaje a la ciudad más moderna del mundo, me he adentrado en el tunel del tiempo. Cómo puede ser eso. Porque estoy hablando de Berlín. Una ciudad reciente, todavía en contínua construcción, pero con un pasado no muy lejano, horroroso, que hiela la sangre, que anonada el espíritu y que llena de vergúenza a la especie humana.
Esa comezón, esa intranquilidad que siento cuando se me acerca un alemán, o cuando me acerco yo a él, cuando oigo hablar de Alemania, cuando escucho noticias sobre esa gente, en mi fuero interno pienso que puede volver a suceder, que son muy capaces de ello. Es algo visceral, se me pone la carne de gallina, y está a flor de piel.
Están realmente arrepentidos de lo que hicieron? Sienten vergúenza por ello? Admiten, sin disimulos, actualmene a los judíos, gitanos, y otras razas, consideradas hace 70 años inferiores? Es muy didícil para mí contestar porque no estoy metido en su piel. Aparentemente, parece que sí, que han aprendido la lección y cuando hablas con ellos o escuchas a los/las guías, muestran su horror por su pasado más inmediato. Espero que sean sinceros y que todo aquello, que no fué una pesadilla, porque al despertar sigue siendo tan real como en sueños, no vuelva a suceder jamás en ninguna parte del mundo.
Pero me queda ya poca fé en el hombre. Si fuímos capaces de mostrar al mundo el HOLOCAUSTO, si durante 27 años fuímos capaces de levantar un muro de un montón de kilómetros separando familias, perfectamente podemos ser capaces de hacerlo de nuevo. Por mucha palabrería que oigamos, la historia, las historias.....se repiten. Y si no, vean lo que están haciendo los israelíes con los palestinos.
Precisamente por querer espantar mis fantasmas, he querido adentrarme en el pulmón del nazismo, desde donde se dirigió todo ese sinfín de megalomanía y paranoia de un hombre que arrastró a todo un pueblo.
A pesar de todo lo dicho, no puedo dejar de admirar en el pueblo alemán su capacidad de trabajo, sus ganas de superación y su disciplina. Lo que han realizado en setenta años, muchos menos en Berlín, es digno de loa, máxime teniendo en cuenta que durante la II Guerra Mundial murió casi la mitad de su población. Pero su espíritu emprendedor ha superado todas las barreras y en esta situación en que nos encontramos actualmente, de crisis financiera y social, siguen siendo los alemanes los que nos están haciendo "marcar el paso". Al loro, por lo tanto. En setenta años, un pueblo arrasado material y moralmente, está de nuevo, en la cumbre del poder.
Están siendo capaces de resurgir con una osadía digna de encomio, enfrentados con su propia historia reciente. La vuelta de miles de judíos al país que les ha masacrado y su integración en él sin problemas es una imágen viva de lo que es capaz ese pueblo.
Por otra parte, no me olvido de los 28 años de división por el negativamente famoso "Muro de Berlín" que separó una ciudad y sus habitantes durante la llamada "Guerra Fría" y que ha sido una vergüenza para todas las naciones que se vieron implicadas. Dos idologías encontradas convirtieron a los habitantes en reos de su propia ciudad.
El Berlín que yo me he encontrado es una ciudad pujante, en contínua ebullición, en crecimiento sostenido que llena de orgullo no sólo a sus habitantes tradicionales sino a todo inmigrante que ha querido colaborar en la erección de una nueva ciudad de más de 900 Km2. Su metro, su tranvía, sus lineas de autobuses y, sobre todo, el método más tradicional, la bicicleta, le dan vida a una ciudad nerviosa y palpitante.
Es mi intención describir lo que han sido mis 5 días en Berlín y, por supuesto, que en ese tiempo sólo me ha servido para disfrutarla y descubrirla someramente, al son que marcan los guías turísticos.
1º Día:
Llegada al Aeropuerto con tiempo suficiente. Primera sorpresa es que volamos con VUELING, es decir, la Cía. de bajo coste. A pesar de ello, el vuelo se realiza sin contratiempos. Mucho frío en el avión a causa del aire acondicionado que produjo algunas protestas. Cuánto daño hace, y sobre todo a mí, el aire acondicionado. Llega a su hora al Aeropuerto TEGEL.-OTTO LILIENTHAL. Nos hacen esperar un buen rato porque hay una manifestación de Gays que recorre el centro de Berlín hasta la puerta de Brandenburgo. Qué casualidad porque había previsto un coctel de bienvenida en un establecimiento junto a esta famosa puerta y no nos es posible acercarnos.
Resto de la ciudad casi sin tráfico. Llegamos al Hotel a las 21,30 h. por lo que el primer día ya está perdido por completo. Además, la cena estaba programada en una Cervecería típica pero debido a lo avanzado de la hora para los alemanes, cenamos en el mismo Hotel. Cena nada más que correcta. Si tuviese que ponerle un precio, no pasaría de 10 €. Bebidas corren por nuestra cuenta.
Nos sentamos con otro matrimonio que resultó ser de Arrasate.-Mondragón.- Charla amena.-Quedamos con ellos para dar un paseo que nos acerca por la Avda. Ku-damn hasta la tristemente destrozada Iglesia de Breitscheidplatz. La calle Ku-damn es la calle comercial por excelencia. Tiendas de todas las marcas conocidas y reconocidas a nivel mundial, incluidas Zara, Mango, Lacoste, Bherska,etc...una gozada para la vista y un lujo para el bolsillo.
Esta Iglesia, símbolo de la destrucción de la ciudad, ya que sólo quedó en pié su torre muy deteriorada, está actualmente cubierta con una tela que sujeta un andamio de mecanotubo, y que desde hace un tiempo la están adecentando para adecuarla al turismo. Hay que sacar pasta como sea. Dice la propaganda que se ha dejado así como advertencia y recordatorio de lo que allí pasó y que no tendría que volver a suceder.
Junto a ella se ha construido la Iglesia Conmemorativa del Emperador Guillermo que se ha convertido en otro símbolo de la ciudad y que nos recuerda la destrucción de Berlín al final de la 2ª Guerra Mundial, cuando la ciudad fué reducida a escombros. Su función es la normal de un templo Evangelista. Si se entra a su interior descubrimos una iglesia pentagonal sin más ornamento que un Cristo colgado justo encima del altar. Destaca por su vidriera que recubre todo el ábside y que es de un azul casi añil. Volveremos más adelante a hablar sobre ella.
Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm Saltar Gedächtniskirche en 1900. Ruinas, 1954. Primer plano de las ruinas, 1954. Esta iglesia es una de las imágenes más conocidas de la ciudad La iglesia evangélica luterana Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche (iglesia en recuerdo del emperador Guillermo), coloquialmente conocida como Gedächtniskirche (iglesia del recuerdo), se halla en la plaza Breitscheidplatz, junto a la avenida de Kurfürstendamm en Charlottenburgo-Berlín (cerca del lado suroccidental del Tiergarten).
Tras ser destruida en la Segunda Guerra Mundial, se ha conservado en estado de ruina como memorial. Se compone de varios cuerpos y se declaró monumento protegido.
El emperador Guillermo II donó la construcción del monumento religioso para honrar a su abuelo Guillermo I.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeada por los Aliados en la Batalla de Berlín.
La iglesia se construyó entre 1891 y 1895 de acuerdo a los planos de Franz Schwechten, con un estilo arquitectónico neorrománico según el modelo de diversas iglesias románicas de Renania, y en especial de la catedral de Bonn, de estilo románico tardío, y situada en Bonn. El edificio original causaba gran impresión por sus cinco torres. La torre principal alcanzaba los 133 metros, siendo la más alta de la ciudad. En su interior, mosaicos de gran valor recordaban la vida y hazañas del emperador Guillermo I.
Se pensó construir dentro de las ruinas de la iglesia demolida por los bombardeos una iglesia de cristal. Pero tras un concurso, se eligió la idea del arquitecto Egon Eiermann, quien propuso un compendio entre la ruina y una construcción moderna. Se mantuvo así la ruina de la torre, de una altura de 68 metros, asegurada arquitectónicamente, como monumento conmemorativo contra la guerra, rodeada por un conjunto de cuatro partes que se construyeron entre 1951 y 1961. La parte moderna de la Iglesia, por su singular forma y la de la torre se denomina, cada una de sus partes, "la polvera" y "el lápiz de labios".
Las paredes de las nuevas salas de la iglesia se caracterizan por tener más de 20.000 cristales coloreados que sumergen el interior en una luz azulada. Aparte de ello, la construcción de doble pared aísla el interior del ruido del tráfico de las cercanías.
.Cuando damos con el lugar que nos ha indicado una camarera del Hotel, resulta ser un típico Pub irlandes repleto de ingleses, irlandeses y alemanes chillones escuchando a una banda más vociferente si cabe. La ingesta de cerveza era enorme y las pintas se vaciaban a la misma velocidad que se servían.Una vez de vuelta al hotel por la misma Gran Avenida, una imágen, por lo insólita, se me quedó grabada en la retina. Un músico solitario a la una de la madrugada, sorbiendo su soledad, sacudía su clarinete a izquierda y derecha como si fuese el solista del Covern Garden. Éramos su única audiencia pero durante unos segundos se sintió como si fuese el único músico existente en el mundo.Habitación amplia, sin ornamentos, suficiente para lo que se pide de ella. Cansados y agotados, a dormir.
2º Día.En este día se nos propone una visita guiada en autobús por los lugares más singulares, según el guía, claro. Previamente desayuno en plan buffet que se me antoja un poco pobre para la categoría que se le supone a un 4 estrellas. Salida con puntualidad alemana acompañándonos una guía local de nombre Renata. Visita panorámica, nos bajamos para ver a ambos lados de la calle, los dos edificios que separaban el lado ruso y el lado americano del muro. En el suelo, una doble linea de empedrado nos indica el recorrido que llevaba el muro y junto a estos dos edificios unos 100 ms de muro que han dejado en pié para que los turistas se saquen miles de fotos (yo incluido) en vez de pensar en la vergüenza que supuso su alzamiento.
Las fotografías de arriba, corresponden al interior del Templo pentagonal de la derecha, con su monumental órgano que no me autorizaron a ver de más cerca.
El día 9 de Noviembre de 1.989, las autoridades de la R.D.A. anuncian su decisión de abrir sus fronteras con la R.F.A. y permitir la salida libre de sus ciudadanos. Fué imposible frenar la euforia de los berlineses de ambos lados, iniciándose de inmediato el derribo del muro, con cualquier medio,incluidas las herramientas de la desesperación y la esperanza.
Placa situada en la propia calzada y en el mimísimo sitio donde estaba situado el muro que nos recuerda el tiempo de la ignominia.
Edificio que fue Parlamento y posteriormente Ayuntamiento de la R.D.A. frente por frente con la Embajada Americana que está tres fotos más arriba, y separados por el muro de la foto anterior.
Aunque es evidente que el morbo alimenta la leyenda e historia de este muro, tampoco es cuestión de anclarse en el tema por lo que voy a continuar con la narración de nuestro viaje por la capital alemana.
Una vez dejado esa parte de muro que han dejado para la foto del turista,nos llevan a dar un paseo en barco por el río que serpentea por toda la ciudad y que muestra, a ambas márgenes, los edificios más emblemáticos.
El río Spree es un río de Alemania que se comunica por medio de canales navegables con el mar Báltico y se ensancha en Berlín formando un puerto fluvial. Serpentea por buena parte de la ciudad y sirve de marco a varios de los edificios más emblemáticos. Es un afluente del río Havel, afluente a su vez del río Elba.Tiene una longitud aproximada de 400 km, de los cuales 182 km son navegables.
En este punto, la indignación entre nuestros acompañantes de viaje fué en aumento por varias razones. Las explicaciones que nos fué dando el "Capitán piloto" del barco fueron, únicamente, en alemán.
El Reichstag fué incendiado en 1.933 y sólo después de la época de terror pasada con los nacionalsocialistas y una vez reunificadas las dos alemanias, pudo ser recuperado como Parlamento alemán. La cúpula está abierta al público pero nosotros ni la olimos, sólo desde el exterior y con 5 minutos de oparada para poder hacer la obligada foto.
Frente por frente del Reichstag está la Cancillería Federal. Ahí reside la "Angelines", yo ya me entiendo.
Ambos edificios constituyen, en conjunto, la Cinta de la Federación que pretende simbolizar un puente que una ambas márgenes a lo largo del Spree.
Inmediatamente de la comida, otra vez al autobús para continuar la visita nada más que panorámica. Nos dejan 50 minutos libre en una plaza repleta de restaurantes y terrazas con los clásicos vendedores de baratijas y artesanía, en gran parte, sudamericana. Nos sentamos en una de las terrazas y resulta que el dueño era español.
Curiosamente habíamos sido convocados para el reencuentro en una cervecería típica bávara que estaba enfrente. Nos indica la guía que vamos a hacer una degustación de salchichas del pais regada con una buena cerveza monacal (Franciscaner, Augustiner, Paulaner, u otra similar).
De degustación, nada. Nos plaantaron 5 salchichas de distinto rango de 25 cm cada una, salpicado de un poco de forraje con un poco de mostaza. Teniendo en cuenta que la cena estaba programada para una hora después en otra Cervecera típica y el menú era codillo, a todos los presentes se nos antojó que la organización del viaje era una desorganización total.
La mayoría, por educación, hicieron los honores dejando buena parte de la "salchichada". Aquéllo no había quien se lo comiese.
Por cierto, la Cervecería era preciosa y el codillo estaba muy bueno, sobre todo regada con dos jarras de cerveza de 1/2 litro cada una.
instantaneas
del
donde
cenamos.
Así terminamos nuestro 2º día en Berlín, con la gente muy descontenta porque, en realidad, no habían visto nada.
3º Día: De nuevo nos vuelven a cambiar el plan preestablecido y nos dan el día librecon la excusa de que es Lunes y hay muchos sitios cerrados. Los guías, tanto el de la Agencia como la local, deben de saber lo que está abierto y lo que no, llevándonos a aquellos sitios que sí se puedan visitar.
En el libro que las tres Cajas Vascas editan sobre los Viajes organizados, y en concreto en lo que concierne a Berlín, pone textualmente: "Régimen de pensión completa desde la cena del 1º día hasta el almuerzo del último día". Pues bien, como día libre que era nos tuvimos que buscar la vida y comer por nuestra cuenta. Quién nos la paga? Nos va a devolver la Agencia su importe? Preguntas con una respuesta clara: No.
Decidimos, entre las alternativas que el recepcionista tinerfeño muy amablemente nos indicó, comprar un billete por seis euros y medio que vale para todo el día y para todos los medios de transporte: Bus, Metro subterraneo o de superficie, tranvía......
Nos decidimos por coger el Bus 200 que recorre toda la ciudad y bajarnos allá donde nos interese. Este autobus sale de la Zoologister Garten para coger la Avenida Unter den Linden para parar y bajarnos frente a la Universidad Humbolt.
Humboldtt-Universität zu Berlin es la universidad más antigua de Alemania y ha sido modelo de referencia de muchas otras instituciones europeas como las Universidades de Harvard, Duke y Cornell. Debe su nombre al intelectual alemán Wilhelm von Humboldtt, fundador de la universidad.
Es una institución muy prestigiosa de la que han salido 29 ganadores de premios Nobel e intelectuales tan importantes como Schopenhauer, Albert Einstein o Heinrich Heine.
El campus de Adlershof se encuentra en Berlín, a tan sólo 30 minutos del centro y es conocido como la ciudad de las ciencias, la Economía y los medios de información.
Miles de estudiantes extranjeros eligen esta universidad para ampliar sus estudios. Alrededor del 14% de los universitarios visitan este centro a través de programas de intercambio como el Erasmus o los convenios firmados con otras universidades de todo el mundo.
El edificio fue construido para ser el palacio de Príncipe Heirich, hermano dl rey Friedrich II. A iniciativa de Wilhelm von Humboldt fue convertido en la universidad en 1810. Humboldt fue el ministro de cultura en esa época y consiguió reunir a los hombres ilustres entre otros a Hegel y Fichte para formar la facultad. Pronto la universidad se ganó el prestigio. Aquí enseñaron los hermanos Grimm, Albert Einstein, Max Planck y Otto Hahn. Marx y Engels estudiaron aquí, como también muchos premios Nobel. En el vestíbulo principal se puede hay una pequeña exposición que cuenta la historia de la universidad.
Esta exposición se complementa con grandes obras escultóricas como la de Lenín de casi 4 m de altura y la que tenemos más abajo que adquiere una tonalidad especial dependiendo desde donde la mires o desde donde le hagas la fotografía debido a la incidencia que la luz tiene sobre ella.
Llama la atención, vayas donde vayas y el edificio que veas, su grandiosidad, su amplitud y luminosidad con una mezcla muy estudiada de clasicismo y modernidad. No parece, en ningún momento, una ciudad totalmente debastada hace poco más de medio siglo.
Pero no se me escapa que Berlín, por el hecho de empezar de cero, ha tenido más oportunidades de reflexión. Bilbao ya estaba hecho y sus incorporaciones, como el Palacio Euskalduna, Guggenhheim, tranvía, Torre Iberdrola, etc... han tenido que acoplarse a lo que ya había.
Atravesamos el puente y nos dímos de bruces con la Catedral y la Isla de los Museos. Una gran plaza ajardinada llamada Lustgarten, nos invita a presenciar en todo su explendor el Palacio Real berlinés y la Gran Catedral luterana, la llamada Berliner Dom. En realidad no es una Catedral, se la llama así por su magnificencia y en su día, quiso ser una réplica a la Basílica de San Pedro de Roma.
Las fotografías ilustrativas, a pesar de haberlas magníficas y seguro que mejores que las mías en Internet, serán las que yo he hecho buscando mi singularidad.
Quizás la Catedral de Berlín (en alemán Berliner Dom) la iglesia más reconocida en el ámbito monumental de la ciudad de Berlín, es el templo de la Iglesia Evangélica en Alemania. A pesar de llevar esta denominación, lo curioso es que nunca ha sido una catedral en el sentido estricto de este término, dado que esta Catedral no ha alojado nunca a un obispo católico.
Cuando la Santa Sede estableció por primera vez una diósesis católica, en el año 1930 en Berlín, la catedral de Berlin había sido ya un templo protestante por mucho tiempo. La catedral de Santa Eduvigis es el sitio de residencia del Obispo metropolitano de Berlín.
Historia Construido entre los años 1895 y 1905, este lugar donde se encuentra este edificio anteriormente era una catedral barroca construida por Johann Boumann culminada en el año 1747. Esta catedral fue demolida en 1894 por orden del emperador Guillermo II y fue reemplazada por la actual, diseñada por Julius Raschdorff.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el templo fue seriamente dañado por los bombardeos. Hasta 1975, fecha en la que comenzaron los trabajos de reconstrucción, se colocó un techo provisional para proteger el interior. Finalmente en el año 1993, con menor altura que el original y un nuevo diseño se termino su construcción.
Su portada da hacia el jardín Lustgarten y al Palacio Real berlinés (Berliner Stadtschloss). Mide cerca de 114 metros de largo, 73 de ancho y 116 de alto, siendo mucho más grande que las construcciones que previamente habían existido en ese lugar. El edificio es de estilo neo-barroco con influencias del Renacimiento italiano, muy típica del periodo gubernamental del Kaiser Guillermo II.
Púlpito de estilo barroco con columnas corintias a los lados, pedestal de mármol negro y cúpula rematada con una cruz.
Evidentemente a mí hacia donde se me fueron los ojos inmediatamente fué hacia el impresionante órgano del que hablaremos más adelante.
Así como al exterior la Iglecisa se puede considerar dentro del neoclásico, en su interior es de un barroco bastante recargado con grandes columnas, vidrieras y hornacinas con representaciones de la vida de Cristo y diversos Santos.
Por fuera no parece una catedral, con esa forma tan cuadriculada, las torres tan bajas y esa enorme cúpula central. Recuerda mucho a los edificios institucionales americanos. Además, la capa de óxido que la recubre, le da un aspecto mucho más antiguo del que realmente tiene. Como todo Berlín, durante la segunda Guerra Mundial sufrió grandes daños y tuvieron que reconstruirla, trabajos que terminaron en 1993.
Lo que realmente sorprende de esta catedral es el interior. A parte de tener que pagar entrada para verla, la cúpula desde dentro se ve impresionante, ocupando buena parte de la nave central. Todo el interior está lleno de estatuas, grabados y bajorelieves, que si bien no dejan un centímetro de pared vacío, no parece sobrecargado por lo bien que encaja todo el conjunto y lo bonito que se ve.
Una vez explorado todo el interior, se puede subir a un palco y visitar el museo de la catedral, donde explican como se reconstruyó y tienen fotografías de las diferentes fases que atravesó, con maquetas y distintas recreaciones., así como unos radiadores que vienen muy bien para las manos.
A pesar de tener pagada la entrada, las prisas con que habitualmente visitas estos lugares hizo que no viésemos la cripta con los mausoleos de toda la dinastía de los Hohenzollern, con su magnificencia. Esta Iglesia fué construida como Corte de los Hohenzollerm y después de la guerra fue restaurada de una manera más simplicada. La foto de la izquierda nos revela el ábside de 98 ms de altura.
Las fotografías que he visionado de ese mausoleo dan cuenta de quinientos años de historia de esta gran familia de ascendencia alemana con sus 70 féretros, que ha terminado, hoy en día, en las fiestas de Marbella. Por todo ello, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que esta catedral es la última gran edificación de la gloria prusiana.
Fué reformado en el año 2.006.
EL ÓRGANO Y SU DISPOSICIÓN original, en alemán.
I Hauptwerk C–a3 Prinzipal 16′ Majorbaß 16′ Prinzipal 8′′ Doppelflöte 8 Prinzipal amabile 8′ Flute harmonique 8′ Viola di Gamba 8′ Bordun 8′ Gemshorn 8′ Quintatön 8′ Harmonika 8′ Gedacktquinte 51/3′ Oktave 4′ Flute octaviante 4′ Fugara 4′ Rohrflöte 4′ Oktave 2′ Rauschquinte II Gosscymbel III Scharff III–V Kornett III–IV Bombarde 16′ Trompete 8′ Clairon 4′
II Brustwerk C–a3 Prinzipal 16′ Quintatön 16′ Prinzipal 8′ Doppelflöte 8′ Geigenprinzipal 8′ Spitzflöte 8′ Salicional 8′ Soloflöte 8′ Dulciana 8′ Rohrflöte 8′ Oktave 4′ Spitzflöte 4′′ Salicional 4 Flauto Dolce 4′ Quinte 22/3′ Piccolo 2′ Mixtur IV Cymbel III Kornett III Tuba 8′ Klarinette 8′ III Schwellwerk C–a3 Salicional 16′ Bordun 16′ Prinzipal 8′ Hohlflöte 8′ Gemshorn 8′ Schalmei 8′ Konzertflöte 8′ Dolce 8′ Gedeckt 8′ Unda maris 8′ Oktave 4′ Gemshorn 4′ Quintatön 4′ Traversflöte 4′ Nasard 22/3′ Waldflöte 2′ Terz 23/5′ Mixtur III Trompete 8′ Cor anglais 8′ Glockenspiel Rückpositiv
Flötenprinzipal 8′ Flöte 8′ Gedackt 8′ Dulciana 8′ Zartflöte 4′
IV Schwellwerk C–a3 Lieblich Gedackt 16′ Prinzipal 8′ Traversflöte 8′ Spitzflöte 8′ Lieblich Gedackt 8′ Quintatön 8′ Aeoline 8′ Voix céleste 8′ Prestant 4′ Fernflöte 4′ Violine 4′ Gemshornquinte 22/3′ Flautino 2′ Harmonia aetheria III Trompete 8′ Oboe 8′ Vox Humana 8′
Tremolo zu Vox humana Pedal C–f1 Prinzipal 32′ Untersatz 32′ Prinzipal 16′ Offenbaß 16′ Violon 16′ Subbaß 16′ Gemshorn 16′ Liebliche Gedackt 16′ Quintbaß 102/3′ Prinzipal 8′ Flötenbaß 8′ Violoncello 8′ Gedackt 8′ Dulciana 8′ Quinte 51/3′ Oktave 4′ Terz 31/5′ Quinte 22/3′ Septime 22/7′ Oktave 2′ Mixtur III Kontraposaune 32′ Posaune 16′ Fagott 16′ Trompete 8′ Clairon 4′
Y así suena
http://www.youtube.com/watch?v=MFGxbW3SOck&feature=plcp
Cuatro teclados y pedal, con 114 registros lo que dá para mucho. No tuve oportunidad de escucharlo en directo pero esta grabación nos deja oir sólo una parte de los sonidos que atesora. Su tañer no es tan pastoso como los Románticos franceses o del Pais Vasco pero es claramente sinfónico.
Una vez de vuelta a los jardines de la Lustgarten, nos adentramos en la Isla de los Museos, declarada como herencia cultural por la UNESCO y como no había tiempo para ver todos, tuvimos que elegir, e inexcusablemente, elegimos el Museo Pérgamon. Berlín es la ciudad de los Museos. La cantidad y variedad de los mismos no tiene parangón en ninguna otra parte del mundo. El cielo amenazaba lluvia y un viento a rachas nos castigaba el rostro. Este Museo recibe el nombre por la reconstrucción fidedigna del altar helenístico de la ciudad de ese nombre.
El museo nos recibió con una cola de más de 100 ms pero que andaba ligera. No estuvimos mucho tiempo de espera. Sacar las entradas en medio de la lluvia, que arreciaba, y un viento racheado no excesivamente duro. Es increible la manera tan rápida con la que cambia el tiempo en Berlín. Pasamos de la lluvia al sol radiente o del viento a la calma chicha en cuestión de minutos, lo que implica llevar ropa adecuada para ambas estaciones fulminantes.
Una vez en su interior lo que más te llama la atención es su altura, necesaria para albergar un lienzo, o quizá sea una infografía, de unos 40 m de altura y otro 40 de diámetro, con giro de 360º, que para ver en todo su esplendor requiere subier una tortuosa escalera hasta un 5º piso más o menos.
Una vez arriba vas girando para ver una Urbe romana perfectamente construida y con todo lujo de detalles. Desde el lugar apropiado para la estancia y entrenamientos de los atletas, un teatro con su terraza correspondiente, el Templo de Dionysos, el Santuario del Emperador romano Trajano, el templo de Athenea, palacios, tiendas, el estadio, distintos túmulos en honor de los muertos, el estadio donde se celebraban los juegos, , el anfiteatro en que peleaban los gladiadores, el templo de Asclepio, calles perfectamente empedradas, vestales a las puertas de su templo,etc...Hay que consignar que en aquella época, las metrópolis romanas no tenían murallas, sólo los "castros" romanos que servían de atalaya a los soldados romanos.
El autor de esta maravilla, es Yadegar Asisi, llamado el arquitecto de ilusiones.Y a fé que lo hace muy bien. Merece la pena la visita incluida la subida de unas escaleras que los alemanes, con lo que son, podían haber mejorado.
Lo que es el Museo en sí, son tres en uno. A saber, el de Antiguedades, el Mueseo del Próximo Oriente y el de Arte Islámico. Desde el año 2008 este Museo está siendo reformado por secciones, para que no pare el flujo de dinero y divisas que supone el mantenerlo abierto.
En su interior destacan la reconstrucción del Altar de Pérgamo (ver foto más abajo),cuyos frisos constituyen una de las obras maestras del arte helénico y representa la batalla entre los dioses del Olimpo y los gigantes, la Puerta del Mercado de Mileto,ejemplo destacado de la arquitectura romana en el siglo II d.C., la Puerta de Ishtar que incluye la Vía procesional de Babilonia en los tiempos de Nabuconodosor II en el siglo VI a. C.,, y la fachada Mshatta, fachada del portal de la residencia del Califa Al-Walid II de Jordania durante los años 743/744.
Cuando salimos del Mueseos ya era hora de comer y nos dirigimos a un Restaurante cercano que resultó ser taliano, con una decoración muy a la italiana y situado en una especie de túnel, justo debajo de las vías del metro, por lo que cada vez que pasabe éste, retumbaba todo el local. Esta comida que fué bastante frugal, debía de ser por cuenta de la Agencia de Viajes ya que nos dejaron tirados y y era con Pensión Completa. Vine dispuesto a reclamarla, e inclusive que algunos compañeros de viaje lo han hecho, pero no lo voy a hacer yo. Pero he aprendido la lección para próximas ocasiones, que no creo que las haya con esa AGENCIA.
En la parte derecha de la foto se puede ver la fachada de piedra del Palacio del Califa Mahatta, aproximadamente del año 740, y la famosa sala de Alepo con sus paneles pintados, datados en Siria hacia el 1.600.
Para terminar con el Pergamonmuseum, decir que tiene prevista su restauración para el año próximo 2.013.
4º día: Este día se convirtió en el del horror. No me voy a detener en contar cosas que o bien ya conocemos o a las que podemos acceder fácilmente a través de internet. Pero, por su significación, quiero dedicar una líneas a dos Monumentos.
Uno de ellos es el Monumento Recordatorio del Holocausto, con el que se quiere recordar a los SEIS MILLONES de víctimas, no sólo judías, y en el que su autor PETER EISENMAN quiso reflejar el horror que supuso y que las personas que hasta allí se acercan puedan experimentar y sentir el escalofrío del terror en su propia piel. Lo que trató el autor con las 2711 estelas es que el visitante, introduciéndose en el laberinto, pierda la orientación y se sienta inseguro y aislado. Y a fé que lo consigue.
El bunker que visitamos, bajo la Avenida Kur Fürstendamm, construido en la década de los 70, durante la llamada "Guerra Fría" tiene capacidad para 3.600 personas, pudiendo permanecer en él al menos durante 10 días. Otro dato erroneo a añadir al libreto de viajes de la Caja ya que en él se indica "búnker real de la II Guerra Mundial".
Nada más bajar los cinco pisos hasta llegar a él , tuve la sensación de haber vivido ya en otra ocasión la misma impresión. Hice la "mili" en un Destructor de los llamados "Cinco Latinos", y la imágen de este bunker es la misma que se me quedó grabada la primera vez que entré en el sollado del barco. La percepción de agobio, soledad, angustia, opresión, que te recorre todo el cuerpo. Es una sensación que no puedes controlar. Es más fuerte que tú, aunque te queda la esperanza de que en cuestión de media hora volverás a la superficie y que lo que has visto ha sido un mal sueño.
Este bunker está protegido contra las radiaciónes de orígen atómico. Pero la pregunta que todos nos hicimos es: "Si tengo que salir a los diez días del bunker, y si hay radiación en el exterior, durante cuántos días se mantiene ésta?
Si estás en el bunker por librarte de la radiación, qué sistema utilizas para librarte de ella al salir al exterior?
Por cierto, que nadie busque el bunker en el que,según la historia, se suicidaron Hitler y su esposa porque no existe. Actualmente, donde se cuenta que estuvo, están en obras construyendo un Supermercado. Muy propio.
5º día.- Nos llevan hasta un pequeño puerto donde embarcamos hacia Potsdam. Este viaje de algo más de una hora no tiene más aliciente que ver, a ambos lados del río, amplias villas de veraneo de los alemanes más pudientes, y que nos dirige hacia el famosísimo Puente de los Espías. Esta travesía no tiene el más mínimo interés, me pareció un tiempo perdido durante el cual podríamos haber visitado múltiples localizaciones del mismo Berlín a las que ni siquiera nos hemos acercado. Y mucho menos ver por dentro. Los guías se han limitado a enseñarnos ciertos edificios, por fuera, explicándonos someramente su historia. Para este viaje no se necesitan tantas alforjas. Pero seguiremos la narración para que quede constancia fidedigna de lo sucedido.
Aunque en realidad sólo se produjeron TRES intercambios en más de 25 años y el primero fué en 1.962 y el último, una vez caído el "Muro de Berlín", en 1.989.
Varias películas lo han hecho famoso y a día de hoy se ha convertido en un lugar turístico más. Pero sobrecoge si conoces un poco la historia, lo que allí pasó,
A eso de las 12 h. pasamos a Potsdam, cuya primera impresión, a la vista de los edificios y las calles, son de desamparo. Parece como si se hubiesen olvidado de ellos y que ese pueblo no fuese Alemania. Vehículos antiquísimos, tranvías y trolebuses antediluvianos, dá sensación de abandono. Parece una ciudad residencial venida a menos. No parece superada la época comunista y su completa destrucción en Abril de 1.945 parece estar, todavía, en las mentes de todos sus residentes. Lógicamente, tiene sus lugares turísticos de interés, pero te enseñan lo que les interesa a ellos, que no es mucho. Eso sí, tiene otra parte, más moderna, preciosa con edificios dignos de verse y admirarse y está rodeada de bosques idílicos y unos lagos preciosos por donde navegan barcos al estilo de los "paquebotes" de París.
Potsdam tiene una amplia historia pero sólo me interesa la más reciente. En la descripción de la Catedral de Berlín, hemos hablado de las criptas existentes con los catafalcos de la familia Hohenzollern, pues a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, esta familia vivía en Sanssouci, del que hablaremos más adelante, pero en 1.918 se exilaron en Holanda, expulsados por Weimar que trajo la República a Alemania.
Hay mucho puntos de interés para ver en Potsdam como el Portal de Brandeburgo, el Portal del Cazador, el Portal de Nauen, la muy famosa Mezquita que en realidad se trata de un puesto de abastecimiento de aguas para las diversas fuentes del parque del Castillo de Sanssouci, el barrio Holandés que constituyen un encantador contraste con el resto de la calle, la Iglesia Francesa que parece un Panteón Romano, la Iglesia Ortodoxa, la Iglesia Nikolaikirche construida en estilo clásico a imágen y semejanza de la Catedral San Pablo de Londres, el antiguo Ayuntamiento, etc... etc...hasta llegar al Castillo Cecilienhof, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Fue hija del Gran Duque Federico Francisco III de Mecklemburgo-Schwerin y la Gran Duquesa Anastasia Mijáilovna de Rusia.1
La duquesa Cecilia se casó con el príncipe Guillermo el 6 de junio de 1905 en Berlín. Una vez se casó adquirió el tratamiento de Su Alteza Imperial y Real, princesa heredera de Alemania así como princesa de Prusia. Su esposo falleció en 1951, convirtiéndose en princesa viuda. Cecilia falleció el 6 de mayo de 1954 de un ataque cardíaco. Tanto ella como su marido fueron enterrados en los jardines del castillo de Hohenzollern, familia con la que estaban emparentados.
Este castillo, merece la pena visitarlo por ser un edificio al más genuino estilo de casa de campo inglesa, por más que esté en plena Alemania y por estar en medio de un hermosísimo y verde Parque llamado Neuer. Aunque se visita también su interior, sólo nos enseñan lo que les interesa, dado el poco tiempo con el que se cuenta..
A continuación nos llevaron, al Castillo Sanssouci, palabras francesas que se pueden traducir por "Sin preocupaciones", y es evidente, que era eso lo que se pretendió cunado se construyó. Que sus habitantes estuvieran aislados del resto del mundo y que su vida transcurriese sin sobresaltos. Fueron muy famosos los conciertos de flauta que se celebravan en el ala este del palacio.
Este palacio o castillo de Sanssouci se construyó por órden de Federico el Grande y según sus propios diseños, su arquitectura obedece al rococó y fué su residencia veraniega. Se finalizó en 1748, tiene tres alas de una planta. Juanto a él, y en cascada, se sitúa el jardín que en sus primeros pisos son una viña especialmente creada para este castillo.
Costeando estas viñas hay una gran escalinata que llega a los aposentos del rey que era donde se dedicaba a la holganza y a la música, especialmente, de flauta que era lo que le relajaba. Aquí dejo una muestra de uno de los pabellones enrejados, perfectamente conservados.
Este Versalles prusiano guarda todo su esplendor en el interior, dejando unas gotas en los jardines por los que pudimos pasear, como siempre, casi sin tiempo y a la carrera.
Como tengo unas ganas enormes de terminar esta crónica, que más parece un cronicón, termino aquí mi periplo por esta ciudad y Berlín, verdadero exponente del llamado "milagro alemán". Bien llamado, por cierto.
Tengo que volver, debo de volver, porque me ha quedado la sensación de que no he visto nada. Berlín es una ciudad para disfrutarla, sin prisas, con tiempo y con ganas de verlo todo que es lo que a mí me gsuta.
No quiero terminar sin expresar mi opinión general sobre la organización y concomitantes que ha tenido este viaje. En primer lugar, carísimo. En segundo lugar, no ha seguido las pautas marcadas en el libro de ruta, en alguna ocasión por imponderables, pero en las demás ocasiones por mero capricho de los guías. En tercer lugar, los lugares que hemos visitado no han sido, precisamente, los más interesantes, sino los que han estado más a mano, quedándose en lo externo. Una naranja es muy bonita, por su forma y colorido. Pero su jugo está en el interior. Y eso es lo que nos han hurtado. Me queda la sensación, a pesar de la extensión de esta crónica, de no haber visto casi nada de lo que ofrece esta gran ciudad, mezcla de historia y modernidad.
Como colofón al viaje, nos depositaron en el aeropuerto casi cuatro horas antes de su salida con la peregrina disculpa de que el conductor del autobús debía de estar esa noche en Viena. Cuando llegó la hora del embarque, el autobús no se había movido del sitio en que nos dejó. Mal, muy mal la Caja. Me imagino que más de uno habrá hecho llegar sus quejas a la Entidad. Mi situación personal ha impedido hacer la mía propia.
Habrá que volver, a pesar de que no he conseguido quitarme de encima esa sensación de temor que me producen Alemania y los alemanes. Es como una mochila que llevas a la espalda, sintiendo su peso. La duda persiste.