Esto de la organología me tiene encandilado. Cuanto más leo, cuanto más converso con expertos, cuanto más me empapo, peor me siento porque cada vez me convenzo más de lo poco que sé y de lo interesante que es. Un instrumento que lleva más de siete siglos (no cuento en la antiguedad) evolucionando, que cada época ha tenido su estilo, su poder, su utilización, y que aún hoy en día es causa de tanta controversia. Pero es bueno que exista polémica, es enriquecedor que salgan a la luz las distintas sensibilidades de organeros y organistas.
El otro día, cuando escribí y describí el órgano de S.N.B. incurrí, una vez más, en un error de principiante. Pretender que Gutschenritter construyó como construyó este órgano porque quiso seguir las directrices marcadas por el I Congreso de Música Sacra que se realizó en Valladolid en 1.907 es una majadería. Él llevaba construyendo, muchos años antes, este tipo de órgano proveniente de Francia y que se dió en llamar Sinfónico u Orquestal. Su experiencia anterior, de muchos años, no necesitó para nada las conclusiones de ese Congreso, conclusiones que, por cierto, fueron clarificándose y redondeándose en los Congresos posteriores de Sevilla y Barcelona.
Los órganos con muchos juegos de fondos, especialmente los de 8¨ ya empezaron a darse a finales del siglo XVIII en otros países, que no en España, en donde imperaba todavía el estilo barroco llamado Ibérico.
Sólo en el Pais Vasco, muy influenciados por los fabricantes alemanes y sobre todo, franceses, se inició mucho antes una evolución hacia el órgano romántico más adecuado al canto que las estridencias de los barrocos con sus lengueterías de batalla y mixturas en muchos casos excéntricas.
Gutschenritter, poco reconocido en Francia, estará riéndose en su tumba, de todos aquellos que le llamaban decadente por el sistema de transmisión neumático-tubular que utilizó al que no daban más de 20/25 años de vida. Como nos dice Esteban Elizondo en su famosa Tésis, es invidiable el estado actual de los tres principales órganos que construyó en el Pais Vasco, a saber, Algorta, Andoain y Régil. Su estado de conservación, aunque alguno ya ha sido rehabilitado, es magnífico y continúan los tres sin cambios significativos sobre el original.
Tengo que confesar que cuando quiero ahondar en un tema del que sé poco utilizo con mi amigo J.L.S el sistema "estudiado" de enviarle un correo con un error puesto adrede. Esto incita a J.L., siempre atento conmigo y dispuesto a perder el tiempo enseñándome, a que me dé todo tipo de explicaciones para "sacarme del error", lo que yo aprovecho para seguir aprendiendo, estándole infinitamente agradecido por ello.
Espero que si lee esto, no se enfade conmigo y siga dándome las lecciones que tanto necesito.
El otro día, cuando escribí y describí el órgano de S.N.B. incurrí, una vez más, en un error de principiante. Pretender que Gutschenritter construyó como construyó este órgano porque quiso seguir las directrices marcadas por el I Congreso de Música Sacra que se realizó en Valladolid en 1.907 es una majadería. Él llevaba construyendo, muchos años antes, este tipo de órgano proveniente de Francia y que se dió en llamar Sinfónico u Orquestal. Su experiencia anterior, de muchos años, no necesitó para nada las conclusiones de ese Congreso, conclusiones que, por cierto, fueron clarificándose y redondeándose en los Congresos posteriores de Sevilla y Barcelona.
Los órganos con muchos juegos de fondos, especialmente los de 8¨ ya empezaron a darse a finales del siglo XVIII en otros países, que no en España, en donde imperaba todavía el estilo barroco llamado Ibérico.
Sólo en el Pais Vasco, muy influenciados por los fabricantes alemanes y sobre todo, franceses, se inició mucho antes una evolución hacia el órgano romántico más adecuado al canto que las estridencias de los barrocos con sus lengueterías de batalla y mixturas en muchos casos excéntricas.
Gutschenritter, poco reconocido en Francia, estará riéndose en su tumba, de todos aquellos que le llamaban decadente por el sistema de transmisión neumático-tubular que utilizó al que no daban más de 20/25 años de vida. Como nos dice Esteban Elizondo en su famosa Tésis, es invidiable el estado actual de los tres principales órganos que construyó en el Pais Vasco, a saber, Algorta, Andoain y Régil. Su estado de conservación, aunque alguno ya ha sido rehabilitado, es magnífico y continúan los tres sin cambios significativos sobre el original.
Tengo que confesar que cuando quiero ahondar en un tema del que sé poco utilizo con mi amigo J.L.S el sistema "estudiado" de enviarle un correo con un error puesto adrede. Esto incita a J.L., siempre atento conmigo y dispuesto a perder el tiempo enseñándome, a que me dé todo tipo de explicaciones para "sacarme del error", lo que yo aprovecho para seguir aprendiendo, estándole infinitamente agradecido por ello.
Espero que si lee esto, no se enfade conmigo y siga dándome las lecciones que tanto necesito.